La elección de los materiales de una estufa de Inercia tiene tanta o mas importancia que el diseño de la eficiencia en su interior. Una errónea elección de los diferentes materiales que se utilizan en su construcción puede dar lugar a grietas y debilidad estructural que den al traste con las muchas horas de trabajo que se necesitan para construir estos sistemas de calefacción.

El principal material utilizado en la construcción de una estufa de inercia es el material refractario. El material refractario,es decir,el que puede aguantar altas temperaturas ,es usado en la construcción y mantenimiento en diferentes formas. Ladrillos refractarios,mantas cerámicas y planchas refractarias son las 3 formas mas utilizadas en la construcción de una estufa. Pero la mas significativa de todas ellas es el Ladrillo Refractario.

Debido a que el material mas utilizado en la construcción de una estufa es el ladrillo debemos de intentar conseguir un buen balance entre seguridad y economía que nos permutar disfrutar de una estufa de inercia durante muchos años sin apenas reparaciones o modificaciones.

Ladrillo refractario es el termino genérico con que se describe a cualquier ladrillo que puede aguantar repetidamente temperaturas de diferentes rangos.

Los ladrillos refractarios podríamos dividirlos inicialmente en 2 categorías: Los ladrillos Duros y los Ladrillos Blandos. Los primeros son mas densos,duran mas y se utilizan por sus capacidades estructurales en cualquier sitio expuesto a una llama directa. Los segundos son mas ligeros,están hechos de una arcilla refractaria que deja huecos en el ladrillo como si fuera una esponja lo cual sirve para aumentar las cualidades aislantes del material y absorbiendo solo la mitad de la energía que los primeros.

El ingrediente principal de los ladrillos refractarios es la arcilla refractaria,la cual contiene mayormente aluminio y silicato,elementos que son capaces de aguantar altas temperaturas.

Nos vamos a centrar mayormente en el uso de los Ladrillos Duros usados en la construcción de estufas,dejando de lado aquellos que tienen un muy alto contenido de Aluminio. Este tipo de ladrillos pueden encontrarse de diferentes grados,dependiendo de su composición y propiedades,los cuales determinan su uso mas eficiente en la construcción.

El porcentaje de aluminio es clave para la capacidad del ladrillo de aguantar los ciclos de subidas y bajadas extremas de temperaturas que existen en una estufa. A mayor porcentaje de aluminio mayor resistencia a la temperatura y a sus ciclos.

Las diferentes resistencias al fuego pueden ser:

  •  Ladrillos de bajo porcentaje:Hasta un máximo de servicio de 950ºC.Contienen aproximadamente un 25% o menos de aluminio. Usados inicialmente para chimeneas y barbacoas. Fuegos abiertos. Muchos de los que mas se venden en España no alcanzan ni el 15% de aluminio.
  •  Ladrillos de medio porcentaje:Hasta un máximo de servicio de 1450ºC.Continen entre un 34% y un 38% de aluminio. Usados para hornos de bajas temperaturas y estufas.
  •  Ladrillos de alto porcentaje :Hasta un máximo de servicio de 1565ºC.Contienen entre un 36% y 40% de aluminio. Usados para hornos cerámicos y estufas.

Ladrillos de alto porcentaje especiales: Hasta un máximo de servicio de 1730ºC.Contienen entre un 40% y 44% de aluminio. Fabricados para aumentar su resistencia física además de su resistencia a los ataques alcalinos y de monoxido de carbono.

Todos estos ladrillos utilizan morteros químicos,muchos de ellos fabricados a base de caolín,los cuales reacciones frente a las altas temperaturas creando una fusión entre los ladrillos que refuerza la estructura de la construcción impidiendo que haya fuga de gases.

Sin embargo no toda la estufa esta construida con ladrillos refractarios. Aunque de hecho hay países donde las estufas construidas exclusivamente de ladrillos refractarios están prohibidas por normativa de construcción debido a que el ladrillo refractario es un material denso,el cual tiende a calentarse mucho con altos coeficientes de dilatación llegando a fracturarse y a quemar en su parte exterior,algo que normalmente en una estufa de inercia no suele producirse. Por ello,en mucho países existe la obligación constructiva de disponer de una doble piel en las zonas mas calientes que permita la doble función de rebajar el excesivo calor interior hasta temperaturas que oscilan entre los 50ºc y 80ºC,y además añadir inercia térmica a todo el conjunto,alargando el tiempo en el cual la estufa emite calor.

Es bastante común que las cámaras de combustiones de las estufas de inercia estén construidas con ladrillos refractarios de medio y alto porcentaje de aluminio que permita aguantar los mas de 1000ºC de temperatura que podemos encontrar en algunas parte del interior de la cámara y que a partir de ese lugar se usen ladrillos de acumulación,que sin llegar a ser refractarios puedan aguantar esos cientos de grados que llegan a tener los canales interiores de las estufas.

Estos ladrillos de acumulación han de tener la mayor masa posible en caso de tener agujeros y si son macizos mucho mejor. Tienen que ser porosos para absorber el agua del mortero el cual normalmente es de barro debido a su resistencia y elasticidad para crear una junta fuerte y duradera. Y hemos de asegurarnos que han sido construidos con una presión mínima de 25 Newtons por mm2.Este mínimo de presión les permite resistir los 400ªC o 500ªC que hay en las salidas de las cámaras de combustión sin que sufran roturas o desintegración del material.

Asimismo es muy importante que en el momento de alcanzar un régimen de temperatura de trabajo una estufa de inercia este completamente seca. Si existe humedad en los ladrillos y la temperatura es excesiva el vapor de agua resultante tendera a romper el ladrillo para poder salir dando lugar a puntos débiles por los podría salir el monoxido de carbono de la combustión.

Todos estos materiales pueden aumentar el coste de una estufa de inercia debido a su alto precio. Sin embargo,alcanzar el adecuado equilibrio entre economía,eficiencia y seguridad es una elección relativamente fácil si queremos disfrutar del calor de una estufa durante muchos años sin que tengamos que arrepentirnos de haber elegido el material equivocado.